lunes, 1 de julio de 2013

Cap 25. Part I

Él no se alcanzaba a dar cuenta todo lo que pasaba durante ese tiempo, las noches en vela, las lágrimas, las canciones, el sentirse deshecha… Que no podías, que ya te daba igual si amanecía o seguía oscuro.
Salir a las calles y recordarlo, los pasillos, la habitación… Esa blusa que quedó con su perfume tras el último abrazo con el que se dijo “adiós”. Al principio haberlo conocido fue un sueño, pero luego se convirtió en la peor de mis pesadillas.
No hablarle, ni escribirle… Por más de que muchas veces pensé en hacerlo, por más de que tuve el teléfono en mis manos y escribí “Te extraño” me faltó el coraje suficiente para enviarlo. Noche tras noche, día tras día, días y noches en vela, alcohol, cigarrillos, lágrimas… El pan de cada día.
¿Y él? ¡No lo sé! Quizás con sus amigos, su guitarra, su música, con una cerveza en la mano y la cintura de Jamia en la otra, diciéndole esas palabras lindas que en algún momento me susurró, esas que ya no tienen valor alguno porque al final solo fueron palabras desechables;  lo peor es que creí en él, confíe en el supuesto cariño que profesaba. ¿Para qué? Perdí mi tiempo, salí herida y él está allá, feliz, esperando unos meses para ser papá… Probablemente burlándose de lo tonta que he sido, ya saben lo de siempre la estúpida “groupie” que se acostó con el rockstar, se ilusionó y luego aterrizó a la realidad dándose cuenta que no era nadie, que ese tipo de gente solo está con los de su especie, que no hay cabida para gente real, torpe, que ama… Como yo.
Supongo que él fue quien más ganó. Una chica más en la lista para que se agigante su ego, mientras yo solo tengo otra estúpida historia que contar de lo patética que soy en estos asuntos a los que llaman romances.
Lo difícil no era perderlo a él, quizás lo difícil fue perderme a mí misma cuando él se fue, darme cuenta que ya no era yo, que nadie me reconociera, ni yo cuando me miraba al espejo. Nunca quise que las cosas fueran así. Esperaba más de él, quizás demasiado y ese fue mi error. Aunque wow, viéndolo así la de los errores siempre fui yo. Tan ilusa, crédula, tan inocente, tan cerrada en mi  mundo de creer de que quizás si existiría alguien que valiera la pena. Me siento bastante patética a decir verdad, como si fuera la primera vez que pasaba por algo así. Aunque había pasado bastante tiempo desde aquella vez que me sentí tan destrozada, volverme a sentir así fue desastroso, no quiero ni imaginarlo en la cama con otra mujer, duele, hasta el alma, los huesos, quizás hasta los intestinos, no lo sé, todo duele.
[…]
Las semanas han transcurrido, me alejé tanto del mundo “real” que mi realidad se había vuelto él, hasta que sucedió lo peor, pero aquello que sabía que algún día tendría que pasar… ¡Lo vi! Pero no como me hubiera gustado. Lo vi con otra, con ella… Felices, de la mano. Él sonriendo, como siempre, como lo conocí. Mi cámara colapso conmigo, como mi fiel compañera que esta vez me hizo una mala pasada por a través de ese lente vi reflejado el peor de mis miedos, creo que jamás me  había sentido tan impotente en la vida, solo se me ocurrió huir, llorar como todas esas noches, volver al café y los cigarrillos, a las canciones tristes, los recuerdos, las cartas.
Es probable que a él no le importe. Pero así me siento y así es todo desde que se marcho.


lunes, 28 de enero de 2013

Capitulo 24.

Ha pasado un mes desde la ultima vez que vi a Frank, un mes que para mi ha sido eterno. Me había mal acostumbrado de una u otra manera a su forma de ser.

-¿Te quedarás toda la mañana frente a la ventana?
- Si pudiera lo haría. Pero al rato tengo clases.
- ¿En qué piensas? ... O no, mejor adivino.. ¡Frank Iero!
-¡Cállate!
- No lo haré. ¿Qué paso ahora?
- Nada, es que hoy ya es un mes desde la ultima vez que lo vi.
-¿Lo extrañas?
- No te imaginas cuanto.
-¿Porque no vas a buscarlo?
- El tiene una familia a la cual hacer feliz. ¿Para qué perder el tiempo?
- Tienes razón.
- ¿Crees que me extrañe?
- Estoy segura de que es así, tantas veces que vino a buscarte y los regalos, la salidas a tomar café.
- ¡YA! No me lo recuerdes.
- Deberíamos salir y tomar algo.
-¿ Y las clases?
- Tú todo el tiempo fallabas para irte con Frank, a mi no me vengas con esos cuentos.
- Está bien.

...

- Frankkkkkkkkk - Grita Mikey mientras se le abalanza encima.
- Michaeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeel. ¿Quieres matarme?
- No, pero es que llevas horas como un zombie ahí tirado mirando por la ventana.
- ¿Y qué tiene?
- Púes que tú generalmente andas por ahí haciendo travesuras, a menos de que este Jamona... ¿No está por aca verdad?
- No y tampoco sé donde ande.
- ¿Entonces qué pasa contigo?
- Es Marce.
- ¿Está aquí?
- No, eso quisiera.
- ¿La extrañas mucho verdad?
- sí.
- ¡Vamos a buscarla esta noche!
- ¡Estás loco Michael!
- Hazme caso. Ella también te debe extrañar.
- No lo creo.
- Sé que sí.
- Mejor vamos por un café.
- Me parece.

Y como son las cosas del destino, luego de que pasara un mes desde aquel ultimo día volvieron a encontrarse en el mismo cafe de la primera vez.
Claro que no estaba lloviendo y estaba Mikey y Rox, lo cual no hizo de la cita algo muy romántico.

Se sentaron en mesas apartes como dos desconocidos, aunque no se quitaban la mirada uno del otro. Ella estaba nerviosa por el simple hecho de estar en el mismo lugar que él, sentía que el corazón se le aceleraba, las manos le sudaban, era como aquel primer día pero esta vez no era él quien la acompañaba en su mesa.
Él trataba de ignorar el mismo hecho, pero no podría. quería cruzar su mirada con la de ella y que de algún modo se diera cuenta de que la extrañaba como a nadie y que la necesitaba.
Mientras ambos pensaban: "Que por favor derrote el orgullo y se acerque"... Pero ninguno se animaba. Ambos bebieron su café, Marce fue la primera en salir de allí con lágrimas en los ojos pero prefirió huir antes de que él notara que estaba muriendo lentamente...